“Tengan amor por el conocimiento”
“La mayor parte de mi carrera la he dedicado en descender en Marte. Yo soy experto en un área de la ingeniería aeroespacial que se llama «guiado, navegación y control», y consiste en guiar la nave y controlar su orientación y su trayectoria desde la Tierra a Marte y después, durante lo que llamamos «los siete minutos de terror», que es la entrada y el descenso en Marte. Le llamamos «los siete minutos de terror» porque nunca sabemos cuál va a ser el resultado, y la primera vez que lo intentamos es durante ese descenso.”
Miguel San Martín nos cuenta que su fascinación empezó por la ingeniería, todo lo que tenía movimiento y pilas le llamaba mucho la atención y llenaba de preguntas a su padre especialmente, que era ingeniero civil. “Y claro, crecí en los años 60, así que cuando tenía 10 años vi a Neil Armstrong caminar sobre la Luna y eso me produjo un gran impacto. Es ahí cuando empecé a seguir todo el tema espacial.”
San Martín relata que lo que remató su interés fue el proyecto Viking: la primera nave robótica en aterrizar en Marte, en 1976. “Ahí es cuando dije: «Esto es lo que yo quiero hacer profesionalmente en el futuro». Me resulta fascinante que el ser humano pueda viajar por el espacio e investigar otros planetas, otros lados del universo, por dos motivos: el primero, por saber cómo funcionan esas cosas, cómo es el universo. Uno de los temas más importantes para nosotros es saber si estamos solos en el universo, así que por eso investigamos Marte, porque queremos saber si la vida es un fenómeno puramente terráqueo o también ha surgido en otras partes del universo, o en un planeta en nuestro propio sistema solar. Pero también, a mí lo que me fascina es el desafío técnico de hacer esa exploración ¿Cómo podemos lograr poner esta sonda en la superficie de otro planeta?
“La curiosidad es el motor, es como el combustible de todo. Para mí es fundamental tratar de entender cómo funcionan las cosas.”
San Martín cuenta divertido que cuando viaja a otros países en los hoteles empieza a desarmar las cosas. De esa manera ve cómo diferentes sociedades resuelven diferentes problemas. “Luego resulta que por ahí surge un problema en uno de nuestros diseños, y eso que al principio lo hice solamente por curiosidad, ahora me resulta algo práctico que lo puedo utilizar.” Reflexiona que para los científicos, a veces se trata de entender las cosas simplemente porque uno las quiere entender y no siempre preguntándose cuál es el valor de entender las cosas. “No, el valor es tener la curiosidad de cómo funcionan las cosas y para eso tenemos toda la historia de la civilización humana, que nos demuestra que esa curiosidad a la larga rinde, porque es un placer entender las cosas, saber cómo funciona este universo y que todavía nos queda un montón por aprender.”
Miguel reflexiona sobre la importancia de la educación técnica y científica para todos, aún para aquellos que no van a seguir esas carreras, porque enseña a pensar, da la disciplina de tener que ser preciso con los análisis, y que “el sistema científico es algo que se puede aplicar para todo en la vida, a aquellas cosas donde el mundo no es como nos gustaría, es como es y tenemos que hacer un esfuerzo de tomar la información para poder realmente determinar cómo funcionan las cosas.” No solo un dispositivo, puede ser simplemente cómo funcionan las relaciones entre los seres humanos o las instituciones dentro de un país. Uno tiene que tratar de aplicar ese método científico y no dejarse guiar tanto por el corazón.”
San Martín cuenta que muchos chicos y chicas le preguntan cómo pueden llegar a la NASA. Él les cuenta que en momento tuvo que elegir entre Estados Unidos y la Unión Soviética porque eran prácticamente los únicos lugares donde existían esas carreras, pero hoy en casi todos los países se están haciendo estas cosas.
“Les recomiendo que sean curiosos, que lean, que estudien y que lo disfruten. Yo nunca saqué una nota para mis padres, siempre las notas las saqué para mí, porque yo quería saber, así que tengan un amor por el conocimiento.”
San Martín cuenta una anécdota de su juventud: en la universidad él se colaba en las clases de Carl Sagan, y un día tomó valor y le preguntó al profesor: «¿Qué tengo que hacer para trabajar en la NASA?». «Tenés que estudiar mucha Matemática y Física». Y eso hizo. “Así que estudien mucho y diviértanse, no lo hagan por obligación, sino por amor.”
Finalmente, Miguel cuenta que la actividad espacial siempre unió a las diferentes culturas, países, naciones, hasta el día de hoy tenemos la Estación Espacial Internacional con astronautas de todo el mundo y gracias a los medios pueden hacer participar más a la gente. “Hay mucho interés en la juventud (...) ahora hay universidades, incluso colegios secundarios, trabajando en satélites que van al espacio, así que me parece algo fantástico.” “Arriesgamos tanto en tan poco tiempo y los resultados son muy blanco y negro, así que eso nos obliga aún más a afilar nuestra cultura de empresa, digamos. Pero yo diría que lo más valioso que yo inculco, es integridad y honestidad. Incluso cuando uno comete los errores, tener la libertad de poder comunicar esos errores sin tener temor a represalias, eso es importantísimo. Un profesor, una maestra, debe ser una persona de la que vos no pódes saber cuáles son sus inclinaciones políticas, no es lo importante, lo importante es que te hagan saber pensar y arribar a tus propias conclusiones con tus propios razonamientos. Eso es fundamental en toda sociedad y especialmente en una sociedad libre y democrática.”
“Hay un famoso discurso del presidente de Theodore Roosevelt donde habla de que lo importante es intentar, aún si uno fracasa. Es mejor triunfar, pero el fracaso es mejor que la inacción, el quedarse en tu casa temeroso sin querer entrar al campo de juego”.
Biografía:
ory», el laboratorio de la NASA que se dedica a la exploración robótica del espacio. Participó en el diseño y desarrollo de diversos sistemas de control para vehículos de exploración, entre ellos de 4 misiones al planeta Marte.
Miguel San Martín es ingeniero aeronáutico y astronáutico, graduado del MIT en Cambridge, Massachusetts. Actualmente trabaja en el «Jet Propulsion Laboratory», el laboratorio de la NASA que se dedica a la exploración robótica del espacio. Participó en el diseño y desarrollo de diversos sistemas de control para vehículos de exploración, entre ellos de 4 misiones al planeta Marte.