“Hay algo que a mí me ayuda, que es no mirar al pasado. Y si miras, solo está permitido mirar de dos formas: perdonando o agradeciendo.”
Irene Villa nos cuenta cómo cambió el curso de su vida cuando ella tenía 12 años. “En aquella época había una banda terrorista que ponía bombas. Aquel día decidieron masacrar Madrid, la capital de España. Y bueno, pues uno de esos tres coches fue el de mi madre. La bomba explotó justo antes de que me dejase a mí en el colegio. Bueno, aquello nos destrozó el cuerpo a las dos. Pero milagrosamente salvamos la vida. Ella, sin un brazo y sin una pierna, vino a mi hospital y me dio el consejo que me ha servido, no en ese momento, en toda mi vida: «Hija, esto es lo que tenemos. Y con esto vamos a tener que vivir toda la vida. Tenemos dos opciones: vivir amargadas, sufriendo, maldiciendo a los terroristas, que tienes todo el derecho del mundo, por lo que nos ha pasado. O decidir que tu vida empieza hoy y que vas a luchar por tener la vida lo más parecida a la vida que tú tenías». Yo, con 12 años, lo tuve clarísimo: «Mamá, he nacido sin piernas».”
Irene Villa cree que el perdón es la base de tener una vida plena y feliz. Todos, en algún momento de nuestra vida, tenemos algo o alguien a quien perdonar, que nos hace algo que nos provoca dolor en el corazón. “Cuando uno perdona, vuelve a tener su corazón entero y con mucha fuerza y mucha luz. No me hace falta que me pidan perdón. Yo no perdono por ellos, por su tranquilidad. Yo perdono por mi felicidad, mi tranquilidad, mi paz interior, por estar bien conmigo misma.”
Villa lo explica muy fácilmente: “Cuando alguien te hace daño, se crea como un hilo invisible que va de ti a esa persona que te ha hecho daño. Y, en cierta manera, tú sigues tu vida, pero te sigue doliendo. Y tienes a esa persona, con ese vínculo, en tu casa, en tu trabajo, en tu vida diaria, en tu familia. Y aunque estés bien, porque la vida sigue, tienes ahí ese ‘comecome’. Bueno, pues cuando tú le perdonas, ¿sabes lo que haces con ese hilo? Lo cortas. Cortas ese vínculo con quien te ha hecho daño y le dejas ir. Y tú no te imaginas la liberación que resulta perdonar.”
Ante la pregunta sobre cómo pasar la adversidad, Irene responde que ella ve a la adversidad como el lugar en el que más se aprende. “A mí la adversidad me ha enseñado a agarrar la vida con una fuerza y con unas ganas de vivir, a valorar simplemente el hecho de estar viva, ese regalo que es el estar aquí, el poder disfrutar de un montón de cosas. La clave está en ver más posibilidades que limitaciones. Cuando ocurre la adversidad, uno solo ve la dificultad, el problema, la adversidad. Pues cambia el foco. Enfócate en la respuesta, la solución Siempre hay una luz al final del túnel esa esperanza que tenemos en nuestro interior y es la que va a hacer que salgas fortalecido.”
“Siempre digo que: «Hijo, te haré fuerte y seguro, pero debes tropezar para aprender. Por eso voy a darte fortalezas humanas dándote mucho amor y mucha seguridad en ti mismo. Pero no voy a quitar las piedras de tu camino, porque cuantas más piedras encuentres y más pesadas sean, más grande y fuerte construirás tu castillo».”
Biografía: Psicóloga, periodista, escritora y madre de tres hijos. Irene Villa perdió las dos piernas y tres dedos de una mano en un atentado terrorista. En la actualidad forma parte del equipo de competición de esquí alpino adaptado de la ‘Fundación También’. Ha recibido innumerables galardones, entre ellos el Micrófono de Plata por su libro ‘Saber que se puede’. Es fundadora y presidenta de la Fundación Irene Villa, dedicada a la inclusión laboral y al deporte adaptado para personas con discapacidad. En 2013 fue elegida una de las ‘Top 100 Mujeres Líderes’ más influyentes de España.