“La educación no sé si es autoexplicativa, pero es naturalmente lo que nos diferencia y lo que nos hace poderosos…"
Adrián Paenza se presenta como matemático y periodista, y también escritor: un hombre con muchas curiosidades y que ha tenido el privilegio de nacer en un lugar donde sus padres dieron a él y su hermana un montón de oportunidades. “De hecho, mi mamá cuando yo era chico me llevaba a aprender a patinar sobre hielo. Yo nací en Buenos Aires y no nieva en Buenos Aires. Pero la idea era darnos posibilidades y así es como me ayudaron a estudiar inglés y a aprender. Aprendí un montón de cosas. Y en algún momento en mi casa se discutía mucho sobre el valor de la educación, de la ciencia, sobre todo de respetar a todos los que estaban alrededor. Mucha gente, muchos padres no les pueden dar esas oportunidades a los hijos. Y si no tienen las posibilidades económicas, entonces no hay alternativa a esos chicos finalmente. El compromiso para todos a los que les pasa lo que me pasa a mí es tratar de promover y generar las posibilidades para que todo el mundo tenga esas posibilidades.”
Paenza relata cómo de chiquito escuchaba a sus padres hablar todo el tiempo de lo que pasaba con la ciencia. “En algún momento se lanzó por primera vez un satélite, así como de la misma forma, en algún momento había poliomielitis en el mundo, la parálisis infantil, y se encontró la primera vacuna. O sea, en mi casa a eso le daba un valor muy importante. Y nos criamos, como le digo, con mi hermana, empezando a entender cuál era el valor de lo que servía producir ciencia.”
Adrián cuenta que él siente un compromiso moral, casi ético, que tienen aquellos que cuentan con posibilidades de generar y socializar el conocimiento. “Si alguien sabe algo, hay que compartirlo. Y si alguien no sabe algo, ¿cuál es el problema de decir: «Mire, la verdad, no sé»? Nosotros, los humanos, tenemos un problema en decir: «No entiendo, no sé». Como si uno, al decir “no sé”, estuviera exhibiéndose como que uno es menos que el otro. ¿Y por qué es menos que el otro? Si tú sabes algo, tienes que comunicárselo a todos porque esa es la manera en que vamos a aprender. La manera es socializar el conocimiento.”
“La educación no sé si es autoexplicativa, pero es naturalmente lo que nos diferencia y lo que nos hace poderosos… Estar educado es tener un poder muy particular. O sea, la persona que está en mejores condiciones para enfrentar la vida más allá de las cuestiones espirituales, porque una persona, cuanto más conocimiento tiene de un tema, mejor se siente. Mis padres le daban mucho valor a la capacidad para pensar, para utilizar la lógica, para razonar. La oportunidad de poder tener y acceder a la mayor cantidad de información. El que está más informado está en mejores condiciones. Lo que pasa es que hay que tratar de lograr que esa información sea para todos, no para un grupo privilegiado.”
Adrián nos da un ejemplo de cómo las matemáticas nos ayudan en la vida poniendo un ejercicio en el que un padre y su hijo de 9 años viajan en auto desde Madrid hacia Barcelona. En un momento determinado tienen un accidente en la ruta muy cerca de Salamanca. El padre muere instantáneamente y el niño queda gravemente herido y lo llevan a un hospital. Los médicos que lo reciben recalcan que ellos no tienen recursos suficientes para atenderlo bien y que no hay ningún especialista en la zona, y deciden llamar al hospital de niños de Barcelona donde hablan con una eminencia en el tema, le plantean el problema y le preguntan si puede ir a Salamanca a atender al niño porque no se atreven a moverlo. La eminencia acepta y pasado un tiempo llega al lugar y le presentan el caso. Los médicos de Salamanca se quedan a un costado esperando, miran a esta eminencia y le preguntan: «¿Usted está en condiciones de atender a la criatura?» Dice: «¿Cómo no lo voy a atender si es mi hijo?».
“¿Y entonces? Pareciera como que hay una contradicción en esto, porque si el padre se murió, entonces ¿cómo puede ser que alguien delante del niño diga «es mi hijo»? Una eminencia. ¿Porque saben cuál es el problema que tenemos? ¿Cuántas personas delante de un niño pueden decir “es mi hijo”? Dos. El problema es que nos cuesta mucho, somos tan machistas que nos cuesta trabajo imaginar a una mujer como una eminencia. Bueno, eso tiene que ver con el pensamiento lateral. Nos cuesta mucho trabajo imaginarnos otras respuestas.”
Paenza recalca que vale la pena cuestionarse todo. Porque podemos encontrar que la respuesta que teníamos hasta ahí es válida, pero a lo mejor no, y en todo caso vale la pena ponerla en duda. Y la matemática ayuda mucho porque genera cosas que son muy antiintuitivas.
Biografía: Adrián Paenza es Doctor en matemáticas y profesor en la Universidad de Buenos Aires durante más de 20 años. Está considerado como uno de los grandes divulgadores matemáticos del mundo, recibiendo, entre otros, el prestigioso premio Leelavati en 2014 otorgado por la Unión Matemática Internacional, por su contribución y labor divulgativa.
Su pasión por la ciencia, la política y el deporte le llevó, a compaginar su faceta como matemático con el periodismo. Profesión que ha desarrollado con éxito durante más de cuarenta años en los grandes medios argentinos de prensa, radio y televisión en la que destacaron los populares programas: Científicos Industria Argentina y especialmente Alterados por Pi, programa que se mantuvo en antena durante más de diez años.
Es autor de numerosos libros, entre los que destacan la exitosa serie: Matemática, ¿estás ahí?, Matemagia (2015), Matemáticas para todos (2017) y La puerta equivocada (2018).